Esta misma tarde me enamoré de una mirada.
Te bajaste en Urquinaona, íbamos sentados entre dos monjitas... mirabas por la ventana y gracias al reflejo del cristal nuestras miradas se cruzaron.
Tu ojos me provocaron dulzura y armonía y antes de que pudieran decirme más... te bajaste.
Posiblemente hoy sea la primera y última vez que nuestras miradas se hayan cruzado.
Así es la vida.
2 comentarios:
Siempre me he preguntado qué historia esconden detrás esas miradas...
ANNA: mmm, fue tan especial esa mirada que daría lo que fuera por volvérmelo a encontrar... la ciudad es tan grande... imposible
Publicar un comentario